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Cuando Todo Esto Pase

Estoy en el salón de mi casa, es la una de la tarde del viernes 20 de marzo, mientras escribo me tomo un té. Fuera se escucha algunos coches, pajaritos cantando, la tele de mi vecina como de costumbre a todo volumen porque es una señora mayor que no escucha bien y vive sola. Tan sola que ayer se cayó y estuvo una hora en el suelo de su casa hasta que mi amiga Karlina salió a tirar la basura y escuchó que ella llamaba a alguien con a puerta entreabierta. Obviamente entramos y le ayudamos a reponerse.

 

Hace rato que estoy despierta, nada más abrir los ojos recibí dos buenas noticias que se agradecen en estos momentos donde todo es trágico e incierto. Agradezco estar del lado de los que no lo están pasando tan mal, agradezco que mi familia y amigos estén bien dentro de todo y espero que siga así.

Para matar el hastío del encierro, aunque debo decir que tengo una buena resistencia y que puedo pasarme días sin salir de casa sin necesidad de una pandemia, hago cosas como cocinar, hacer ejercicio, inventar tonterías con mi compi, retomar una vez más las prácticas de mi olvidado saxofón, leer, mirar pelis o series, poner al día diversas tareas y por supuesto hablar con gente y mirar redes sociales.

En las últimas dos hay una frase que se repite sin cesar en todos lados: “Cuando pase todo esto”

“Cuando pase todo ésto iré, haré, veré, buscaré, trataré, saldré…”

Y pienso ¿Qué es todo ésto? pregunta retórica por supuesto.

Esto es según se mire: una pandemia, una conspiración, una prueba, un desastre, una oportunidad, un aprendizaje, una mentira, una locura, un proceso. Esto es un mirarse y mirarnos, perder el control, ser vulnerables. Es incertidumbre, miedo, conexión, ansiedad, creatividad, vacío. Esto es la guerra, el fin del mundo conocido, destrucción masiva planificada, injusticia, dominación. Esto es parar en seco, partir de cero. Es generosidad y egoísmo. Esto es enterarnos que somos prescindibles, muñequitos de Playmobil, insignificantes. Esto es darnos cuenta de nuestras vidas absurdas, de lo mal que vivimos, de la banalidad y las tonterías que nos inventamos como escudos. Esto es mirar la sombra a la cara, estar indefensos ante el monstruo que hemos creado nosotros mismos. Esto es amigos y amigas, la vida.

“Cuando pase todo ésto” no es una fórmula válida, “cuando pase todo ésto” es una nueva procrastinación. Es un mañana veré, luego lo atiendo, después lo hago. Es continuar en el bucle, girando la rueda de la deflexión* ( os dejo referencias al pie de página)

Obviamente tenemos un obstáculo que nos impide salir a la calle a “hacer cosas” sin embargo esas cosas que “tenemos que hacer «no sólo están en la calle.

Nos preocupamos claro de la estabilidad familiar, de las facturas, las cuentas los alquileres, el desempleo, las decisiones políticas, la caída de la economía, seríamos demasiado ingenuos al no hacerlo. Quizá lo conveniente es preguntarnos ¿hacia dónde nos conduce esa preocupación? ¿Qué está pasando a mi alrededor mientras estoy preocupada? ¿Qué no estoy viendo? ¿Qué no estoy queriendo ver?

 

Yo no tengo descendencia, así que no puedo saber la ansiedad que genera el ser responsable de otra vida, solo puedo imaginarlo. Pero en el caso de quienes los tienen, podría estar bien pensar en cómo la gestión de ésta crisis les hará entender a ellos el mundo en el que viven y cuál será su responsabilidad cuando sean adultas y adultos. Si enseñarles a preocuparse por el bienestar personal y el dinero es más importante que la gestión de las emociones o aprender a valorar lo que se tiene en todos los aspectos. Las niñas y los niños no son tontos, son seres perceptivos y muy observadores, por ello son capaces de manipular e incluso ser un poco crueles (he trabajado con niños durante años, madres y padres me darán la razón) Entonces, como nosotros manejemos nuestro presente será lo que ellos aprenderán para su futuro, esto con o sin crisis por supuesto, pero estamos hablando de esta situación en concreto. Y si la teoría conspirativa es cierta, estaremos dando un vuelco a la situación… o al menos intentándolo.

Por supuesto que para quienes no tenemos esa responsabilidad particular tampoco nos vale el “Cuando pase todo esto” porque también debemos hacernos cargo de nuestra parte. Ser consecuentes y coherentes, permitirnos la apertura mental y emocional y hacer nuestro propio trabajo que también influirá en el futuro.

Y sí, se vale sentir miedo, angustia, frustración, ansiedad. En ningún momento se trata de fingir demencia y que todo está ok. Porque no está ok.

De hecho, hay lugares y personas que ya están muy mal y esto será aún peor y donde probablemente lo que estoy escribiendo desde el privilegio de mi techo que en realidad tampoco es mío, como no lo es casi nada de lo que tengo, suene a utopía y comeflorismo.

Pero mientras podamos tenemos la responsabilidad de resistir, con una resistencia positiva, creativa, creadora y hacerlo ahora desde la casa porque “cuando pase todo esto” será el momento de actuar y la pregunta a responder será si estaremos listos.

¿Lo estaremos?

PD: Sobre la deflexión:
*Melanie Klein se refiere a la deflexión del yo, cuando éste se encuentra enfrentado a la ansiedad que produce el instinto de muerte (Thanatos). El deflector usa la energía para evitar centrarse en sí mismo.
**En Gestalt es uno de los mecanismos de defensa del yo “Maniobra que tiende a soslayar el contacto directo con otra persona, un medio de enfriar el contacto real. Ejemplos de conducta deflectiva: verborrea, tomar a risa lo que se dice, irse por las ramas, ser diplomático, el aburrimiento, la apatía y la desenergetización.

 

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