Saltar al contenido

Saborea el Tiempo

26-10-2023

Pero eso fue antes de nuestro tiempo.

 

No me arrepiento de nada. De absolutamente nada. Ahora comprendo. Ahora. Ahora comprendo que todo fue como tenía que ser. Yo debía ser una piedra por fuera y vulnerable por dentro. Tu debías ser un martillo que golpeará esa piedra hasta hacerla añicos.

 

Todo pasó muy deprisa. Hoy me siento vieja de alma. Mi alma está agotada, pero, de alguna manera, feliz. No, no se trata de esa felicidad de cuento. Mas bien es esa sensación agridulce de aceptación. De perdón inevitable por destino. Fuiste mi obsesión, mi pasión, mi oxígeno y mi veneno. También mi cura. Mi preparación para el camino hacia la muerte.

 

Me gusta pensar que te amé. Me gusta pensar que algo profundo en ti me amó.

 

Cuantas palabras. Te escribo, me escribo, nos escribimos con ellas. Tú no estás. Pero sí estás. Estás porque has sido testigo, víctima y verdugo del Monstruo. Un bello monstruo, por cierto. Adoro a ese monstruo, hasta cuando me trae los recuerdos de esos sentimientos de lo que yo entiendo por amor; amor a lo que éramos, amor a esa batalla sin tregua, a esa lucha que era agotadora porque nos parecía, y quizás realmente era, infinita.

 

.

Compartir:
Etiquetas:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *